En los inicios del cine la música se une a la proyección de forma improvisada, creando un efecto de cercanía entre la obra y el espectador, facilitando la transmisión de emociones. Las imágenes hablan a través de la música y la música se enriquece con las imágenes, ampliando su sentido.
El trío musical CINETONES acompaña en directo la proyección de “El Circo”
The Circus, United Artists, USA, 1928, B/N, 72 min., silente.
Guión y Dirección: Charles Chaplin
Fotografía: Rollie Totheroh
Intérpretes: Charles Chaplin, Merna Kennedy, Betty Morrisey, Harry Crocker, Allan García.
Sinopsis
El vagabundo Charlot (Charles Chaplin) huye de la policía, que lo persigue por un hurto que no ha cometido, y llega hasta un circo en donde, por accidente, acabará convirtiéndose en la estrella del espectáculo. Allí conoce a una joven (Merna Kennedy) de la que se enamora , que es maltratada por su padrastro (Al Ernest Garcia) propietario de la compañía circense, y a la que tratará de ayudar.
El trío musical CINETONES (Jerez de la Fra.) está compuesto por:
- Elena Jiménez (clarinete, acordeón, piano, flauta travesera, kával, kazoo y metalófono).
- Manuel Méijome (guitarra clásica y eléctrica, manouche, banjo y cítara húngara).
- Juan Pablo Carrasco (batería eléctrica, percusiones y efectos sonoros).
El circo es, probablemente, el filme más divertido de toda la filmografía chapliniana, además de constituir una nueva muestra de la sabiduría cinematográfica y vital de su autor.
Lo que hace verdaderamente grande al cine de Chaplin no es su técnica, obsoleta incluso para su época, sino el profundo valor humanístico que contienen cada una de las historias que nos cuenta. La simpleza y naturalidad con la que se exponen sus argumentos, así como la sencillez y sinceridad con la que se plantean las emociones y motivaciones de sus personajes, dotan a su obra de un carácter universal (por humano), y me atrevo a decir que inmortal, por lo que no dudo que sus películas seguirán viéndose, y disfrutándose, dentro de cien años.
En The Circus encontramos una ininterrumpida sucesión de gags desternillantes e inolvidables, como el que se da casi al principio del filme entre las barracas de feria, en donde Charlot, huyendo de la policía, acaba metiéndose en la casa de la risa ofreciendo una hilarante escena en la sala de los espejos. No resulta menos divertida la secuencia en la que nuestro protagonista se encierra sin querer en la jaula del león, o aquella otra, ya casi al final, en la que hace de improvisado funambulista mientras unos traviesos macacos le intentan quitar la ropa.
Pero no todo son risas en esta magnífica película, sino que, como en cualquier otro trabajo de su director, también hallamos momentos de poética tristeza. Y es que El circo no deja de ser una historia de desamor, en la que nuestro menesteroso héroe, perdedor donde los haya, acabará por renunciar a los dictados de su gran corazón en pos del bien común.
Mucho se hablado del final de la presente cinta, uno de los más hermosos y amargos jamás filmados por Chaplin. En él, el meditabundo vagabundo se queda solo en medio de un descampado mientras las carretas del circo se marchan con todos sus cachivaches para continuar la función en otra parte.
Se ha comentado de forma acertada que se trata de una metáfora del estado de incertidumbre en el que se encontraba el propio artista tras la llegada del cine sonoro. Personalmente me gustaría remarcar su carácter profético, puesto que un año después del estreno del filme, el Crack del 29 acabaría sumiendo en la depresión económica al mundo capitalista. En Europa, esa nefasta situación financiera sería una de las causas del ascenso del nazismo, con las fatales consecuencias que hoy todos conocemos. Era evidente que el mundo estaba cambiando, que ya nunca sería como antes. Quizá Chaplin, con su mirada perdida en ese trozo de lona en el que aparecía una estrella resquebrajada, nos estaba anunciando sin darse cuenta ese cambio; la llegada de una época de ilusiones rotas en la que ya no tendrían cabida los soñadores e idealistas.
Ricardo Pérez Quiñonez
(Del blog Esculpiendo el tiempo)
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