José Antonio Chanivet, artista plástico

Chanivet

Puerto Real, Cádiz, 1964

Licenciado en Bellas Artes por la Universidad de Sevilla, en la rama de conservación y restauración de obras de Arte.

Expuso su primera exposición individual en la Galería Melkart, en Cádiz en 1993, ganando su primer gran premio de pintura, el Certamen Internacional Osborne, ese mismo año. Desde ese momento su nombre se proyecta favoreciendo su inclusión en proyectos importantes como “Manolo Prieto y el Toro Osborne”, en el que se mide con autores ya consagrados, proyectando su firma.

Su carrera ha discurrido desde entonces participando en ferias nacionales e internacionales de arte contemporáneo, como ARCO o Arte Lisboa, así como en exposiciones individuales y colectivas en galerías profesionales en todo el país y en exposiciones internacionales, como la comisariada por Manolo Alés en el Sofia Spanish Institute de New York.

Actualmente compagina su profesión de artista con el diseño gráfico y la comunicación, trabajando como responsable de dicha área en Grupo Energético de Puerto Real.

El blanco y negro siempre estuvo en mis inicios. Después de años volcado en un proceso de creación digital, he vuelto a lo más primitivo.

José Antonio Chanivet vuelve a la Sala Rivadavia. No es su primera vez, aunque sí con la premisa de ser una exposición individual organizada únicamente por la Fundación Provincial de Cultura de la Diputación de Cádiz. En 1999 expuso "Plástico", una muestra que llegaba a nuestra sala organizada por la Galería Cruz Herrera -hoy Galería Manolo Alés- de La Línea de la Concepción. El arte de este artista puertorealeño cuelga en las paredes de la Sala Rivadavia hasta el próximo 20 de diciembre, pero hemos querido hablar un poco para saber algo más de él y de lo que hace.

Vuelves a la Sala Rivadavia después de 20 años. 20 años, en contra de lo que diga el tango, es mucho tiempo, ¿qué ha pasado en este tiempo en la carrera de Chanivet?
Bueno, principalmente mucho trabajo que me ha permitido mostrar mis obras en exposiciones importantes de carácter nacional e internacional. Esto ilusiona y, particularmente, me hace sentirme obligado a ser muy exigente con lo que expongo. Volver a esta sala es un auténtico reto por su magnífica trayectoria expositiva y, más aún, después de mi última exposición en la ciudad en Casa de Iberoamérica en 2016, "Mapas debajo de la mesa", comisariada por Mabel Caballero, y que tuvo muy buenos comentarios y muchísimas visitas.

Quienes seguimos la trayectoria y el trabajo de Chanivet sabemos que, desde siempre, has sido un artista al que le ha gustado trabajar con diversas técnicas, formatos y soportes. Últimamente parece que te has decantado por el carboncillo sobre papel o lienzo, ¿qué te aporta esta técnica que te ha hecho elegirla para tus últimos trabajos?
Bueno, el blanco y negro siempre estuvo en mis inicios. Después de años volcado en un proceso de creación digital, he vuelto a lo más primitivo. El carboncillo te vuelve un poco a los comienzos y a pelearte con algo muy pobre para intentar sacar algo que merezca la pena.

Entre las piezas de esta exposición vemos que hay obras de gran formato conviviendo con otras de tamaños mucho más pequeños, ¿es el formato de la pieza una variable importante?
Sin duda. El tema te pide el formato. Hay obras que funcionan en un determinado tamaño que sí la escalas cambian considerablemente en cuanto a significación. Intentar acertar en esta cuestión no es un trabajo fácil.

Delante de una obra todos volcamos nuestra educación, de una forma consciente o inconsciente. Creo que ese es el camino y dejarse llevar. A cada uno la obra le transmitirá cosas distintas y eso me parece enriquecedor.

Pongámonos en la piel de alguien que se enfrenta a tu trabajo por primera vez, ¿podrías darle algunas claves para disfrutarlo de la mejor manera posible?
Delante de una obra todos volcamos nuestra educación, de una forma consciente o inconsciente. Creo que ese es el camino y dejarse llevar. A cada uno la obra le transmitirá cosas distintas y eso me parece enriquecedor.

El título de tu exposición en la Sala Rivadavia es un hastag, #loquenoséquesé, ¿es una invitación para que el público que visite la muestra comparta en redes sociales sus impresiones, opiniones o sus fotografías captadas en la sala?
Me encantaría que la gente mostrara su experiencia ante mi trabajo. Creo que esto complementaría sustancialmente el concepto del que nace el proyecto. Me gustaría invitar desde aquí a la gente a que lo haga.

#loquenoséquesé, ¿de dónde surge este título y por qué lo escoges para esta exposición concretamente?
Surge de una de tantas charlas con un amigo matemático que me habla del libro de Marcus du Sautoy “Lo que no podemos saber. Exploraciones en la frontera del conocimiento”. La lectura de su introducción resultó muy clasificadora por lo sencillo de cómo intenta clasificar el conocimiento humano. Me llamó en extremo esa parte del conocimiento que se define cómo aquello que no tengo conciencia de saber. ¿Está ahí la tan cacareada inspiración?

Siguiendo con el título de la exposición, ¿aspiras a descubrir qué es lo que verdaderamente no sabes?, ¿o quizás se trata de que sea el público quien te ayude a descubrirlo?
Creo que desvelar todo el cuento sería muy triste. Tengo aún ilusión por descubrir potencialidades que aún no sé que tengo.