Pepe Palacios: Marismas. Tierras bajas

Pepe Palacios: Marismas. Tierras bajas

Pepe Palacios. Un pintor atemporal

Observando la pintura de Pepe, a veces me he preguntado si es un postimpresionista en pleno siglo XXI. Es la sensación que da al primer golpe de vista; espacios limpios y aireados con un protagonismo absoluto de la naturaleza. Una veneración diría, del espacio natural, de su espacio cotidiano, pisado, vivido y pintado.

Pero al observar su obra más detenidamente, percibes que es un pintor atemporal, es decir, fuera de tiempo y más sutilmente, fuera del tiempo. Su pintura se desarrolla es una atmosfera mental al margen del mundanal ruido del arte. Pepe tiene un espacio espiritual que son las míticas dunas y marismas gaditanas; playas de Dioses tartesios y fenicios y a ellas se entrega con la constancia de los artistas puros y la espiritualidad de un místico. El paisaje en su caso es un estado del alma.

Esta colección de pinturas que presenta, son un exponente de su mejor quehacer plástico y lo muestra como un pintor en plena madurez. Los juegos cromáticos son claros, definidos, con un excelente uso del lenguaje grafico-plástico donde podemos ver gamas de color que van desde los pardos verdosos, cobrizos, ocres dorados, verdes sombríos y celestes limpios de una transparencia que remiten  a los mejores momentos de la paisajística española del siglo XIX: Beruete, Haes o Fortuny. Todo esto asentado sobre una extraordinaria base de dibujo a carboncillo, primer estado de la realización de las obras en el que va ordenando los espacios y lo que luego será el claro-oscuro cromático.

Para Pepe el dibujo no es una estrategia puramente definitoria de los elementos del cuadro, sino que es una forma de estructurarlo, de pensarlo, de ir tomando decisiones tanto compositivas como geométricas, de forma que el resultado final que vemos, bajo su apariencia de frescura, está muy lentamente concebido. Su pintura no es intuitiva sino reflexiva, y su manera de plasmar lo que quiere nace de ese primer paso previo del dibujo que ordena el caos del lienzo en blanco. Es sorprendente como para un pintor tan puramente pintor como Pepe, es tan fundamental el dibujo; el dibujo que ordena, que estructura, que acota y define. Un dibujo que le aclara las ideas, los encuadres, las soluciones de perspectiva espacial para luego, tras este primer paso riguroso, volcarse en el disfrute del color. Un color aplicado de forma que el cuadro vaya adquiriendo enjundia pictórica, textura; el juego tan complejo de texturas de los cuadros de Pepe Palacios, donde las dunas, ramajes secos, salinas, elementos acuáticos van tomando su forma definitiva mediante un inteligente entramado de pinceladas más o menos cargadas de pasta pictórica. En este juego de más o menos espesor, más o menos pasta de óleo, se le nota su veteranía. Ahí se  nota el oficio y la seguridad a la hora de tomar las decisiones acertadas para cada problema plástico, para cada situación en la que un paisaje, por pequeño o grande que sea, plantea las dificultades de representación.

Pintar un paisaje (aunque sea un fragmento), es pintar una inmensidad. Quizá es el género más ambicioso de los que conforman la pintura, ya que no se representa un objeto concreto iluminado  por una luz dirigida , sino que nos enfrentamos a un espacio más o menos amplio,  con una luz general que van iluminado los elementos, formando sombras propias y proyectadas. Resolver un paisaje no es solo resolver un problema compositivo o de sombra y luz, o de mera apariencia de las cosas. Pintar un paisaje es ordenar un caos que se presenta ante nuestros ojos y que según lo acertado de nuestra ordenación, resultará una poética u otra.

Pepe busca en sus paisajes la amplitud, el aire, el silencio del ser humano para que aparezcan los sonidos de la naturaleza; los mil sonidos que se perciben en un ecosistema cuando callamos nuestras voces y cuando disponemos nuestro espíritu a esa enorme captación sensible. La naturaleza nos habla con mil colores y sonidos y debemos guardar silencio para sentirnos fundidos con ella, sentirnos un elemento más de ese formidable entramado, vaciando nuestro ego. Ese sea, quizás, el mensaje esencial y más profundo de la pintura de paisajes de Pepe Palacios.

Esta es una colección icónica de su estilo, de su arte para la variación de un mismo tema y es reflejo de una búsqueda plástica sólida y coherente, que lo muestra  como uno de los pintores con más sustancia y elegancia formal  de los pintores del Sur.

Antonio Álvarez del Pino
Pintor

 

Cartel Pepe Palacios

Sala Rivadavia
Del 15 de septiembre al 22 de octubre de 2022

Horario

Martes a viernes
De 11:00 a 13:30 y de 18:00 a 20:30 h.

Sábados
De 11:00 a 14:00 h.

Lunes, domingos y festivos
Cerrado

 

 

Documentos:

Cuadernillo Rivadavia

Cuadernillo Rivadavia Nº 8: Pepe Palacios

Video invitación